Siempre hemos tenido boca. Y oreja. Y siempre ha existido el boca a oreja.
Antes de la Revolución Industrial y la llegada de la comunicación de masas, los artesanos ya fabricaban productos, y quienes los utilizaban corrían la voz acerca de lo estupendos o inútiles que resultaban. Era una forma de publicidad menos elaborada que la actual, pero publicidad al fin y al cabo. Más tarde, los primeros anuncios se limitarían a describir sus productos. Se trataba de llegar al posible cliente desde la razón, apelando a lo práctico.
Alejandro Bardera rescata un ejemplo de Branded Content nada menos que de 1910, cuando la marca de gelatina Jell-O comenzó a publicar libros de recetas. Además de apetitosas, todas incluían su gelatina en la lista de ingredientes.
La exitosa soap-opera radiofónica Oxydol´s Own Ma Perkins nació en 1933 patrocinada por la marca ‘Oxydol’. ‘Soap opera’ se suele traducir como ‘telenovela’, pero realmente significa precisamente »ópera de jabón», y desde entonces las radionovelas se llaman así en alusión a sus primeros patrocinadores jaboneros. Estos ejemplos fueron seguidos por otras marcas, que financiaron programas a cambio de que en éstos se reprodujeran sus valores.
La Cámara Norteamericana de Productores de Espinacas convenció a los más peques de que atiborrarse de espinacas les pondría tan cachas como Popeye, que comenzó siendo una tira cómica. Uno de los ejemplos más efectivos de Branded Content.
Con la llegada del spot en los sesenta la cosa cambió. Resultaba más barato hacer vídeos breves que alabasen las ventajas de un producto, ya que la televisión contaba al fin con suficiente público como para asegurarse de que su mensaje se expandía. Tanto se expandía que todos querían hacer anuncios. Y se hicieron tantos que saturaron a la audiencia.
A finales de los noventa, esa saturación sumada a los altos costes que suponía hacer grandes producciones hizo que creativos y marcas volvieran a ponerse ojitos. Además, como el público empezaba a cansarse de ver, oír y leer los beneficios prácticos de cientos de productos, las marcas pensaron: ¿y si centramos nuestros esfuerzos en emocionar al público?, ¿no sería el efecto que causemos en ellos más íntimo, intenso y duradero?
Así, el mensaje unidireccional de la publicidad se fue convirtiendo en dialogado, y hoy esa relación es de interacción continua gracias a Internet. Los contenidos de marca han proliferado enormemente en la última década. Las marcas se esfuerzan cada vez más por conocer a su audiencia y compartir valores.
Hoy destacan ejemplos como Coca-Cola, que parece haber hecho suya nada menos que la Felicidad. Y por supuesto Red Bull, maestro del Branded Content: a nadie se le va a olvidar eso de que su bebida »te da alas» después de lanzar a Felix Baumgartner desde la estratosfera.
Como ves, esto del contenido de marca no es completamente nuevo. Estamos ante el resultado de una evolución larga y de altibajos, pero que hoy resulta clave en la estrategia de comunicación de cualquier marca.
Para entender mejor por qué, échale un vistazo al post en el que explicamos qué es el Branded Content.