Todo empezó cuando Balenciaga creó un bolso, ejem, sospechosamente parecido a la famosa bolsa de plástico azul de Ikea. Mismo tamaño, misma forma y mismo color. Claro que, por supuesto, no mismo precio. El bolso de Balenciaga, llamado Carry Shopper L, cuesta nada más y nada menos que 1.700€, así que la bolsa de plástico de Ikea, de nombre Frakta, se antoja una versión algo más asequible por solo 0,50€.
Ikea optó por aprovecharse de la jugada de la casa de alta costura y respondió con una divertida campaña sobre el famoso bolso. La campaña fotográfica parodiaba las imágenes con que Balenciaga exponía su nuevo bolso, haciendo unas idénticas con la ikeaniana Frakta. También lanzaron una serie de guías para identificar fácilmente si se trataba del bolso original o de una copia. Get the original.
La respuesta de Ikea se ha transformado en una campaña publicitaria magistral y ha comenzado, casi sin querer, un movimiento viral sobre la marca sueca. Las redes sociales se han plagado de nuevas versiones de Fraktas, y es que al parecer con la famosa bolsa azul se pueden hacer verdaderas maravillas. La creatividad y la originalidad de los usuarios de las redes se han manifestado, y -especialmente- Instagram se ha transformado en un verdadero escaparate de las nuevas creaciones que se han hecho con la bolsa. Gorras, tops, zapatillas, bolsos, vestidos, tangas y otras prendas de ropa han nacido de la famosa Frakta.
Toda esta movida de tangas de plástico azul y cuentas de Instagram con el nombre de la bolsa demuestran que Ikea ha sabido gestionar con un éxito rotundo el plagio de Balenciaga. La respuesta de la marca ha conseguido generar un movimiento publicitario que crece por sí solo y está creando un séquito de fans. No es la primera vez que una casa de alta costura hace alusión, directa o indirectamente, a una empresa que nada tiene que ver con el mundo de la moda. ¿O no recordáis a aquello que pasó el año pasado con la empresa de paquetería DHL y la marca Vetements?